lunes, 31 de enero de 2011

con los animos un poco mejor

despues de un poco de dia sin aparece estoy un poco mejor daro a todas las gracias por los comentarios dejados dandome animo muchas gracias a todas de nuevo
desiro que me he apuntado al curso de punto de dos agujas porque aunque hay cosa que no se hacer
laverda que son dos horas ala semana pero mecunde porque ya yo boy con la tenica aprendida
tambien conozco gente nueva y eso me ase bien pues bien besos para todas y muy agradecida a todas
ya os ire enseñando lo que vaya aprendiendo nuevo

miércoles, 5 de enero de 2011

pregunta de mi hija paula papa

Una vez una hija preguntó a sus padres: Papás, ¿existen los Reyes Magos? Los padres de Paula se quedaron mudos, mirándose, intentando descubrir el origen de aquella pregunta.




-¿Y tú que crees, hija?

-Yo no lo sé: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque vosotros no me engañáis; pero, como las niñas del Colegio dicen eso…

-Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero

-¿Entonces es verdad?- cortó la niña con los ojos humedecidos-.Me habéis engañado!

-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen, respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Paula

-Entonces no lo entiendo, papá.

-Siéntate, cariño y escucha esta historia que te vamos a contar:

-Cuando el niño Dios nació, tres reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los reyes, Melchor, dijo:

-Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

-Oh, sí! Exclamo Gaspar-.Es una buena idea, pero es muy difícil hacer esto. No seremos capaces de poder llegar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

-Baltasar, el tercero de los reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: Es verdad, sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito… Y el niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el portal:

-Sois muy buenos, queridos reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis par poder llevar regalos a todos los niños?

-Oh, señor!-dijeron los tres reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

-No os preocupéis por eso – dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?-preguntó Dios.

-Sí, claro, eso es fundamental, asintieron los tres reyes.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

-Pues decidme, queridos reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los tres reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Y cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contaran esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños también harán regalos a sus padres en prueba de su cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los tres Reyes Magos todos somos más felices.

Cuando acabaron con su explicación Paula se levantó y dando un beso a sus padres les dijo: Ahora sí que lo he entendido todo, papás. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.